Historia del compromiso por la Paz en el colegio Askartza Claret

“Bakea, zergatik ez? – ¿Por qué no la paz?”

José Luis Ortiz de Guinea cmf

Licenciado en Filosofía y Teología

Pastoralista de jóvenes por más de 50 años

Coordinador Pastoral del Colegio Askartza

Ya a comienzos de la década de los 80 (1980) el equipo de pastoral del Colegio Askartza Claret empezó a mostrar una notable preocupación por la educación para la Paz.  El contexto político social en Euskal Herria lo pedía a gritos. Los atentados de ETA, las muertes, las amenazas a las familias, el impuesto revolucionario… removía las entrañas de cualquier educador que viviese los valores evangélicos, comprometido en la defensa de los valores y derechos humanos.

En esos mismos primeros años de los 80 el Obispo Auxiliar de Bilbao, Juan María Uriarte no encomienda la pastoral de juventud de las parroquias de Las Arenas y Leioa.  El equipo pastoral de Askartza en esos años era joven y numeroso. Asumimos el compromiso con entrega y responsabilidad. En poco tiempo se fue formando un grupo muy numeroso de jóvenes en los grupos de fe, muy relacionados entre sí. Con los seglares, monitores de juventud formamos un equipo numeroso, con el cual fuimos transmitiendo a los jóvenes la preocupación por la paz y el trabajo por la misma. Muy centrado en Euskal Herria.

El 10 de setiembre de 1986 Eta asesina a Dolores González Catarain (Yoyes).  Este asesinato supuso un nuevo duro golpe a la convivencia y una fuerte llamada a hacer frente a la violencia “viniera de donde viniere”.  Nos llevó a plantearnos jóvenes y adultos cómo podíamos colaborar con otros en la lucha conjunta por la paz.  Recuerdo que Colectivos por la Paz y el desarme editó con cartel con el fondo rojo, la imagen era una especie de esvástica, con un arma apuntando a una persona. Varios de nuestros jóvenes se atrevieron a colocarlos por distintos lugares de Bilbao y de nuestra geografía de Leioa y Getxo.  En las vacaciones de navidad tuvimos un encuentro muy numeroso en colegio en Askartza Claret. Como jóvenes cristianos, seguidores de Jesús de Nazaret, admiradores de Gandhi e inspirados por su “no-violencia” nos planteamos “qué nos pedía el evangelio” en esta situación, en este pueblo.

Recuerdo cómo a vuelta de vacaciones, en la primera clase de religión de Bachillerato, pregunté cuál había sido la palabra más escrita en las felicitaciones de navidad. “Bakea”, Paz, fue la respuesta unánime. El diálogo nos llevó a una propuesta atrevida, ingenua, juvenil: ir de dos en dos por los institutos y colegios de del entonces llamado “Gran Bilbao”, convocando a los jóvenes a una manifestación en Bilbao.  La propuesta sorprendió a escépticos, pero superó todas las dificultades y se realizó. En el mes de marzo del 1987. Fuimos unos quinientos jóvenes de grupos juveniles en la gran Vía de Bilbao, narraba el periódico Deia. No estuvimos solos, se nos unieron de otros colegios. Muchos curiosos o participantes en las aceras.

El hecho no pasó desapercibido, animados con otros, volvimos a celebrar otra manifestación en el mes de mayo del mismo año, con mayor participación de bastantes grupos que ya antes que nosotros habían comenzado a reunirse quince minutos de silencio en algunos lugares de Bilbao cuando sucedía un atentado violento.

Esta manifestación fue la que daría origen a la Coordinadora del Gesto por la Paz, de la cual fuimos impulsores y participes hasta el final de la misma.

La realización de estos Gestos y Manifestaciones supone que había un trabajo continuado en los respectivos centros educativos y parroquias. Celebrábamos los “Gestos” en el colegio por las mañanas y por las tardes en Leioa y Las Arenas cada vez que sucedía un atentado. Luego pasamos a realizarlos todos los miércoles para intensificar el compromiso y mostrar a los violentos que cada vez éramos más los militantes activos por la vez y que vencíamos el miedo a expresarlo públicamente.  Hubo problemas, dificultades, pero seguimos adelante.

Además de estas acciones seguía el trabajo de reflexión en las clases, en los grupos juveniles, fortaleciendo el compromiso que todo ser humano debe asumir por vivir en paz.

En los años siguientes hasta el presente vimos necesario mantener encendida la llama de la Paz. Era necesario que la militancia por la paz no albergase actitudes violentas ni odio hacia los violentos. Por ello vimos enseguida que era necesario educar para el perdón, tal como nuestro maestro Jesús practicó y nos llama a practicar. Para ello nos abrimos con acertado criterio a colaborar con otros colectivos, la misma Diócesis de Bizkaia y con el Gobierno vasco en propuestas educativas para la paz.

Encuentros, mesas redondas, “mes de y por” la paz. Todos los meses de enero, el día 30 o cercano en el calendario, celebramos en el colegio el “Bake-ekitaldia” (Manifestación por la Paz en el patio del colegio). Pasando muchos años de tres mil personas, entre alumnos, educadores, trabajadores, familias juntos en el patio del colegio. Desde los más pequeñitos, veinte minutos de manifiestos, canciones, danzas y canciones por la Paz. Expresión de todos, de todo el colegio, por la Paz. Esta expresión colectiva, conclusión final del trabajo por la paz, realizado durante el mes de enero en todos los niveles y clases, sigue hasta hoy y seguirá, porque es necesario mantener siempre atenta la lucha por la paz y porque ya es un signo “enseña” de la identidad de Claret Askartza, también para la sociedad.

Cada mes de enero ha tenido como centro de atención, reflexión, compromiso y celebración algún aspecto, realidad, valor, contravalor, … relacionado con el amplio espectro que abarca el valor y, por tanto, la palabra paz. 

Fuimos pioneros en aceptar y formar parte del programa de participación de las Víctimas de la violencia en los colegios.  Estos testimonios fueron y han sido muy positivos para nuestra educación para ser personas constructoras de paz, de respeto y de convivencia.  Cuando los alumnos de bachillerato comenzaron a oír narrar directamente al hijo del padre asesinado cómo lo vivió, que sintió, qué ha supuesto en su vida…. y, sobre todo, que perdonaba a los asesinos…, se quedaban desconcertados, Físicamente se advertía un movimiento de encogimiento en la butaca, porque ellos/ellas eran incapaces de perdonar cosas infinitamente más pequeñas y porque, como decían en sus preguntas y participaciones, no perdonarían nunca si les hubiera sucedido o sucediera a ellos.  Los sucesivos encuentros con más víctimas, en años siguientes, el trabajo de reflexión en las clases y grupos ayudó a muchas “conversiones”, a entender el valor y la valentía del perdón, y el sinsentido e inutilidad del rencor. El rencor, decían las víctimas, produce mucho dolor, el perdón libera. Lograr ese cambio de mentalidad y de cultura ha sido, es y será un proceso lento. A ello siguen ayudando mucho las personas que han logrado perdonar.

Ya por nuestra cuenta, hace no muchos años, dimos un paso más, entramos en relación con Victimarios que habían reconocido su error y también les invitamos a tener encuentro con jóvenes y con adultos, en el colegio. Han sido testimonios también muy positivos para los jóvenes al oír sus confesiones y su reconocimiento del mal hecho, de la equivocación…. Y cómo animaban a los jóvenes a no dejarse embaucar por semejantes tentaciones y a protegerse, porque nunca se está exento de librarse de semejantes tentaciones de fanatismos….

Seguimos la labor por la paz, porque desgraciadamente del “diablo” de la violencia sigue merodeando por los pueblos, por las personas y colectividades, por ello que importante es empoderar a la juventud de este valor fundamental para la convivencia humana justa, solidaria y en igualdad.

“La Paz es el camino, no hay caminos para la Paz”

Los lemas que abren y cierran mi escrito siguen plasmados en sendas pancartas que todos los eneros presiden el “BAKE EKITALDIA”, “Encuentro por la Paz”, en el patio del colegio

José Luis Ortiz de Guinea cmf