Multilateralismo: 75 aniversario de Naciones Unidas
Miguel Ángel Velasco cmf
Miembro del cmfUNteam
Quizá es bueno actualizar los datos del COVID-19, ahora que los países de Europa están superándola poco a poco y que China, envuelta en secretos milenarios, comunica al resto del mundo su triunfo sobre el “virus del murciélago”. Simplemente repaso algunas informaciones de este 24 de mayo. New York Times: EEUU llegando a los 100.000 muertos. Financial Times: casos confirmados: 5.160.955; muertes: 331.350. El Confidencial, 24 de mayo, casos activos: EEUU (1.164.286), Rusia (224.558), R. Unido (220.598), Brasil (182.798), Francia (89.830), India (73.170), Perú (64.466) Italia (57.752), España (56.236), P. Bajos (39.261).
Datos del periódico El País 22 de mayo.
África supera los 100.000 casos y los 3.000 muertos. Sudáfrica contabiliza 1.134 nuevos casos, con un total de 19.137; los expertos hablan de 50.000 muertes y seis millones de contagios, para este 2020. Egipto, tiene15.003 infectados y 696 fallecidos. Sudán más de 400 contagios en un día, superando el total de 3.000. No nos olvidemos de campos de refugiados con el de Dadaab en Kenia, donde residen 217.000 refugiados y ya se han detectado casos de COVID-19. Pasemos a América. EEUU supera los 1,5 millones de contagios, 94.000 muertos y 39 millones de desempleados. Brasil ha superado los 20.000 muertos, Chile 45 fallecimientos, Perú 4.749 contagios y México 6.510 muertos y 56.594 contagiados. No sigo; se puede consultar en la página web de la Universidad Johns Hopkins
El Coronavirus COVID-19 es un aviso más de que tenemos que construir este mundo de otra manera. No es la primera, ni va a ser la última, vez en la que nos demos cuenta de que hay muchos problemas de nuestra humanidad, cada vez más, que son globales y necesitan soluciones globales. Pensábamos que la globalización no implicaba un profundo cambio de valores, criterios y gobernanza. Pensábamos que era sólo cuestión económica y de comunicaciones; pero ha resultado que es algo que nos replantea la vida entera del planeta Tierra. Esta semana estamos celebrando el quinto aniversario de la publicación de la Laudato Si; es triste que haya todavía algunas personas que piensen en esta encíclica como la “Encíclica verde” y no ahonden en el sentido de la expresión Ecología integral. Sería verdaderamente decepcionante, un verdadero “pecado mortal imperdonable” que nos refiriésemos a la Laudato Si, sin pensar en la humanidad; sin relacionarla con la tragedia del COVID-19. Lo mismo podríamos decir de la Agenda de Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 que, todavía para algunos, habla de La Naturaleza y del problema de los plásticos y las basuras; ¡hasta cuándo habrá personas que se empeñan en parcelar los problemas de esa manera! Tanto Laudato si, como la Agenda 2030, se refieren a algo tan complejo como proponernos un camino para lograr un cambio radical: desarrollo integral de todo el ser humano; ecología integral, incluyendo el ser humano; desarrollo sostenible del planeta, de los pueblos y de las personas. Podríamos estar prácticamente todos de acuerdo con la importancia de llevar a cabo todo ésto, sobre todo desde una perspectiva cristiana, pero ¿quién en nuestro mundo del 2020 puede abordar la ingente labor de llevarlo a la práctica?
La crisis del Coronavirus ha puesto en crisis la globalización simplista. Desde el punto de vista de la economía, las cadenas internacionales de producción se van a modificar; los procesos de producción habrán de centrarse, mayoritariamente, en la zona geográfica correspondiente. Por cierto, recordemos que una de las claves para entender la reducción de la pobreza extrema en el mundo, en los últimos años, ha sido la relocalización de producción en China, India y en países de Asia. Ha habido que corregir muchos quebrantamientos de los Derechos Humanos, y todavía quedan por corregir, pero la realidad es que las largas cadenas de producción han sacado de la pobreza extrema a millones de personas. ¿Qué sucederá ahora allí y acá? El COVID-19 ha detenido guerras y conflictos armados, pero ha encendido antiguas rivalidades entre países. ¿Cómo quedará conformado el mundo de bloques después de la Pandemia? Los expertos en geo-estrategia hablan de que se van a conformar tres bloques: en torno a EEUU; en torno a China y en torno a Europa. África, América y Asia, estaría por ver. Dejamos a un lado a India, más alineada con EEUU, y a los “tigres asiáticos” quizá, a excepción de Korea, más alineados con Japón. ¿Quién liderará el cambio hacia un mundo mejor?
No pensemos que EEUU, en la actualidad, empeñado en un “primero América”, va a ser el país en torno al cual se construya el nuevo mundo descrito más arriba. Difícilmente China, todavía envuelta en misterios, falta de Derechos Humanos y empeñada en el dominio mundial a través de la Nueva ruta de la seda, también llamada Belt and road; nombre, este segundo, que da más idea de lo que, al final, va a resultar para los países endeudados con China por los macro-proyectos que lleva a cabo el Reino del centro. ¿Podría ser Europa? El área europea estaba haciendo progresos de coordinación real y de compromiso exterior en línea con la Agenda 2030; el COVID-19 rompió muchas solidaridades internas a la Unión, aunque, en esta última etapa, se están recomponiendo. El “Acuerdo verde” (European Green Deal), continúa adelante. Europa ha aprobado ya una taxonomía (criterios) para el desarrollo sostenible sobre el cambio climático; las empresas, los fondos de inversión y los inversores ya pueden saber a qué llamar “sostenible y a qué no” y dónde invertir y dónde no: además, en el 2021 se trabajará el desarrollo social sostenible, convergiendo nuevamente con la Agenda2030. Europa podría ser catalizador de las reformas mundiales, “hacia un nuevo mundo”, si toma conciencia del momento histórico en el que estamos y de su responsabilidad.
En este momento EEUU, China, Europa, India, Japón, América y África, por sí solos, no van a liderar nada. Puede que suene a utopía, pero la única institución que reúne a todos es la Organización de las Naciones Unidas. El multilateralismo es el camino. Ciertamente se necesita una reforma en profundidad para transformar la ONU en un instrumento realmente efectivo que lleve adelante la Agenda 2030. Las propuestas hechas por la Sociedad civil este año, con motivo del 75 aniversario de la fundación de la ONU , son una aportación muy valiosa para esta transformación. Los cambios han de afectar a la representatividad de los estados en sus diversos órganos de toma de decisión. Por supuesto el cambio, habrá de suponer, entre otras cosas, la supresión del veto en el Consejo de Seguridad, y la modulación del derecho de inviolabilidad de cada estado en la forma de cumplir los acuerdos de la ONU. Estas modificaciones del estatus de la ONU, pasan a través de la modificación del sistema de votación (cada país un voto) para pasar a un sistema de representación por “zonas geográficas”. Quizá puedan servir como germen para la creación de estas “zonas”, grupos como: la Organización de Estados Americanos, la Asociación de las Naciones del Sudeste asiático (ASEAN), Organización para la Unidad Africana (OUA), la Unión Europea (UE), además de los grandes países antes mencionados.
Después del Coronavirus hay muchas cosas que reconstruir. La más importante es la humanidad dolida y más desigual, que va a nacer del COVID-19. Hemos de ponernos a trabajar unidos. Quizá reforzar este “trabajo de cooperación por zonas geográficas” pueda ayudar; siempre que esas zonas estén abiertas a la cooperación con el resto, en el marco de un foro de diálogo como el de la Organización de las Naciones Unidas, renovado, tras los 75 de su fructífera historia. Un nuevo multilateralismo es el camino. Los cristianos católicos tenemos mucho que decir y hacer. La Laudato Sí es una excelente guía. Feliz quinto aniversario de la Laudato Si; feliz 75 aniversario de la ONU. Buen Pentecostés; pidamos los dones de sabiduría y constancia.
Miguel Ángel Velasco cmf
Licenciado en Teología sistemática
Miembro del cmfUNteam
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