Sombras imperiales II
Caminos Alternativos
Miguel Ángel Velasco cmf
Doctor en Ciencias de la educación
Licenciado en teología Sistemática
Máster en Desarrollo y Relaciones Internacionales. UNITAR
- No es ni conveniente ni posible un nuevo imperialismo predominante
En 1945 se funda la ONU. Ha pasado mucho tiempo desde entonces y el mundo no es igual que aquél de finales de la II Guerra Mundial. Muchos han hablado de la necesidad de reformar las Naciones Unidas y es cierto que lo necesitan. Dicho esto, hay que afirmar que algunos de los órganos fundamentales se adecuan mejor a las necesidades de nuestro tiempo que otros. El funcionamiento del Consejo de Seguridad, con el derecho a veto de los ganadores de la II Guerra Mundial, no tiene cabida hoy; a decir verdad, se ha revelado como el mejor método para bloquear las decisiones importantes para la paz. Veo difícil que los países con derecho a veto se avengan a perderlo, en un futuro inmediato; habrá que buscar otras posibilidades. Quizá, las nuevas oportunidades, provengan de reforzar la toma de decisiones de otros órganos de la ONU que han sabido ir adaptándose a las nuevas necesidades del mundo.
La Asamblea General se ha manifestado, tanto con el COVID-19 como con la invasión de Ucrania, como un foro inigualable para que todos los países expresen sus opiniones; quedando algunos en clara evidencia. El Secretario General de la ONU y su Secretariado, han levantado su voz en forma de denuncias y orientaciones ante los tremendos desafíos de estos últimos años; además, han sido un eficaz instrumento de diálogo, negociación e intervención. El ECOSOC (Consejo Económico y Social), ha promovido multitud de encuentros y cumbres que han servido al mundo para hacerse consciente de crisis como el Clima, la Migración, la Mujer, los Refugiados y, sobre todo, ha impulsado la elaboración, aprobación y seguimiento de la Agenda 2030.
Los “Cascos Azules”, no recogidos en la Carta Fundacional de la ONU, pero promovidos por el Secretario General y la Asamblea General, han intervenido e intervienen en las fases del pre-conflicto, conflicto y post-conflicto buscando y facilitando la paz en muchas partes del mundo. Podríamos añadir muchas agencias y organizaciones del Sistema ONU, como la UNESCO, del Tribunal Internacional de La Haya, la Organización Mundial de la Salud, el Consejo de Derechos Humanos, etc. Sí, la ONU ha hecho y está haciendo mucho para que este mundo funcione mejor y es necesario que continúe existiendo, además de ser necesaria su renovación.
¿Cómo quedará configurado el mundo en el Siglo XXI? Es muy difícil decirlo, pero está claro, que se ha terminado el tiempo del Unilateralismo, herencia de Imperialismo. La globalización económica sin trabas ha terminado; comienza una nueva etapa en la que los países, agrupados en distintas alianzas, tratarán de asegurar el correcto funcionamiento de las “cadenas de producción” en su zona respectiva. A pesar de este reforzamiento de la zonificación por intereses geo-estratégicos, la interdependencia cultural y económica tiene tal peso en las relaciones internacionales que, las superpotencias, difícilmente pueden permitirse tener guerras eternas entre ellas; aunque sí habrá fuertes tensiones. Eso sí, cada superpotencia, busca y buscará, tener la relevancia internacional, que cree corresponderle.
El futuro es multipolar; multipolar como lo es la ONU. Aunque el futuro multipolar ha de conllevar una organización más efectiva, en los procesos de toma de decisiones de lo que actualmente es la ONU. No nos sirven el G-7 o el G-20 para esta labor de búsqueda de consensos y acuerdos; el centro de los objetivos y esfuerzos ha de ser el Desarrollo Humano Sostenible. Es necesario ir más allá de los objetivos del G-7 y el G-20, más allá de la gestión de la economía y el poder; es necesario dar continuidad al espíritu de la Carta de las Naciones Unidas.
- Haciendo un bosquejo sobre el futuro
Si echamos un vistazo a los párrafos anteriores, mi opinión, tal vez tan sólo mi deseo, está condensado en las líneas que aparecen a continuación.
La Unión Europea (UE) seguirá, lenta pero segura, hacia un modelo de “estados confederados” siendo, cada vez más, una “federación de estados”; será, como ya lo es ahora, un punto de referencia para otras zonas del mundo con deseos de coordinarse estrechamente. Superadas las tentaciones de protagonismo excesivo de Alemania y Francia, nada nuevo bajo el Sol, la UE caminará hacia una integración de todos los países de Europa; aunque sea necesario un intenso trabajo sobre los Derechos Humanos y la democratización, en algunos países del ex bloque comunista. ¿Qué sucederá con la entrada de Turquía en la UE, un país que ha sido un actor importante en la historia europea?
Los Estados Unidos lograrán superar la crisis de división interna integrando, lentamente, las luchas del sistema; serán capaces también de superar tanto el aislacionismo que les caracterizó hasta la II Guerra Mundial, como el protagonismo excesivo de la postguerra. Los Estados Unidos serán la referencia de un grupo importante de países democráticos, tanto de Occidente como de Asia.
China, se verá progresivamente libre de la dependencia energética que la une a la Federación Rusa por medio de las energías verdes y la atómica. Se abrirá muy poco a poco a la aceptación de las diferencias internas; esperemos que la sabiduría ancestral china funcione adecuadamente. En torno a China se alinearán un grupo importante de países, sobre todo africanos.
La Federación Rusa. Después de la enfermedad estalinista llamada Vladimir Putin, tiene un futuro realmente inseguro. Tanto puede ser que asistamos a una mayor descomposición del “Imperio”, como a una lenta normalización interna y de relaciones con Occidente, tomando el camino de la odiada Perestroika, a ojos de Putin. Un futuro difícil pero con esperanza, siempre y cuando Vladimir Putin no haga suyas las locuras que alguno de sus asesores recomienda para vencer en Ucrania.
Las alianzas. Estaremos en una época en la que las alianzas entre países aparecerán con fuerza; éstas pueden ser: EEUU – Unión Europea – Japón – Canadá; EEUU – Australia – Japón – India – Corea – Filipinas; el bloque de América, quizá más cercano a EEUU y la UE en este próximo futuro; el bloque de África con la Unión Africana como clave y los dos posibles alineamientos con la UE y con China. El futuro habrá de ser multipolar; una multipolaridad de bloques (alianzas) en la que éstos habrán de aprender a dialogar, a decidir y a encontrar, siguiendo la senda de la ONU, un sistema de toma de decisiones efectivo y respetuoso con los Derechos Humanos y la Carta Fundacional de la ONU.
El Consejo de Seguridad de la ONU, u otro órgano que se cree, tiene que representar los diversos bloques (alianzas) y sensibilidades y crear un sistema de toma de decisiones para no quedarse “BLOQUEADO” a la hora de solucionar los problemas del mundo. Junto a este “Nuevo Consejo de Seguridad” ha de estar un Tribunal Internacional independiente (La Haya), que aplique las normas aprobadas y que demande, en su caso, la intervención del Consejo de Seguridad. Hay demasiadas cosas que mejorar en el mundo como para gastar el tiempo y la vida como si todo fuese un “Juego de Tronos”.
Durante el Primer Milenio, los cristianos estábamos divididos-unidos en patriarcados. Estos patriarcados respetaban la diversidad y estaban llamados a la cooperación y a la unidad. La complementariedad (y las tensiones) de unos con otros era un principio indiscutible; eso sí, bajo el servicio a la unidad del Patriarcado de Roma. También como cristianos tenemos experiencia de lo tristemente doloroso que es romper la “unidad en la diversidad” a pesar de las tensiones.
- Los Católicos: Ciudadanos del mundo
Estamos viviendo tiempos complicados, pero realmente apasionantes. El mundo está preparándose para una nueva fase de la historia. Urge que toda la Iglesia Católica, en estrecha comunión con las otras confesiones cristianas, las demás religiones y los “hombres de buena voluntad” nos sintamos parte activa del cambio que se está dando. Hemos de sentirnos Ciudadanos responsables del mundo.
Para que esta implicación de los católicos se dé, es necesaria la concienciación y el trabajo especialmente de laicos y religiosos, aunque también de obispos y conferencias episcopales. Los laicos, especialmente ellos, son los que desde dentro del tejido social, económico, laboral, empresarial, político y diplomático, más pueden hacer. De la misma manera que la ONU es necesaria aunque reformada a las necesidades de los tiempos, algo parecido podríamos decir con organizaciones como la Acción Católica. En esta labor de concienciación en la Ciudadanía Mundial, tienen especial responsabilidad los centros educativos con ideario católico, parroquias, grupos juveniles y centros de formación de evangelizadores laicos y religiosos.
Los cristianos, tenemos que hacer nuestras las palabras del Concilio Vaticano II y sentirnos parte activa del cambio: Ciudadanos del Mundo:
“Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón. La comunidad cristiana está integrada por hombres que, reunidos en Cristo, son guiados por el Espíritu Santo en su peregrinar hacia el reino del Padre y han recibido la buena nueva de la salvación para comunicarla a todos. La Iglesia por ello se siente íntima y realmente solidaria del género humano y de su historia.” GS n.1
Miguel Ángel Velasco cmf
NB: Para más información, recomiendo las revistas Foreign Affairs, Foreign Policy, el periódico digital El Confidencial y, por supuesto, Robert D. Kaplan.
0 comentarios