Restaurando vidas: Cáritas S. Francisco. Elda
ODS 10 y 16
Equipo Cáritas Parroquia S. Francisco de Sales
Elda. Alicante. España
En ocasiones los ODS parecen cosas de instituciones muy importantes y las personas que estamos a pie de calle no pensamos que estén a nuestro alcance, pero muchas veces sin planteárnoslo trabajamos poniendo en práctica esos enunciados y acercándolos a quienes necesitan que se cumplan de manera más urgente.
En el servicio de acogida de Caritas Parroquial de San Francisco de Sales de Elda (Alicante), como en muchas otras acogidas de Cáritas, nos encontramos con la realidad de que los derechos humanos son vulnerados a diario; los segmentos que más sufren esta situación son, sin duda, las personas migrantes, las familias con escasos recursos y la infancia.
Las desigualdades no sólo se dan entre países pobres y ricos. En nuestro entorno podemos encontrar grandes diferencias entre una familia con ingresos estables y otra que no los tiene. Trabajar en red y coordinarnos con las instituciones sociales de nuestro entorno nos lleva sin darnos cuenta a trabajar por la reducción de las desigualdades para que nadie se quede atrás y apoyar la construcción de sociedades inclusivas e instituciones eficaces.
Aunque no sean del todo visibles, en nuestras calles podemos encontrar situaciones de extrema pobreza. Personas con trabajos precarios que viven al día, migrantes sin documentación que no pueden acceder a ningún tipo de contrato ni ayuda, familias «mono-marentales» cuyos convenios de divorcio no se cumplen y sin apoyos familiares. Un amplio espectro de situaciones que llevan a la persona al límite de la esperanza.
Cuando un persona o familia cae en una situación de pobreza extrema, porque su trabajo no tiene una remuneración suficiente, se dan situaciones como: la falta de acceso a un móvil o a internet, sus hijos no pueden acceder a la educación por la brecha digital existente; se queda sin vivienda y no puede acceder a la alimentación básica diaria, si no hay intervención de los Estados (muchos son migrantes) o de las Instituciones. En muchos casos se inicia un ciclo que durará varias generaciones, porque es muy difícil generar las condiciones necesarias para salir de este estado tan precario.
La Covid-19 ha agravado la situación y estas son algunas de las realidades concretas que se nos presentan:
· Una mujer, madre de familia, dos hijos adolescentes, divorciada y con la autoestima por los suelos, su marido la deja sola en el peor momento de su vida, sin trabajo y sin posibilidades de encontrarlo por la pandemia. Sometida siempre a las decisiones de su marido acepta un convenio regulador del divorcio, que ignora sus derechos, sin que ella sea consciente. La vivienda familiar queda para los hijos, la custodia compartida exige que cada progenitor acompañe un mes a los hijos y el otro debe abandonar la vivienda, ella, en el mes que no tiene la custodia, no tiene dónde vivir y en el mes que está con los hijos no puede atender los gastos de la casa y la alimentación de sus hijos…
· Un hombre solo y enfermo al que van a operar de un cáncer en breve, sin trabajo y sin prestaciones, sin apoyo familiar debido a errores cometidos a lo largo de su vida. Vive en un piso de alquiler, el solo…
En Caritas apoyamos estas dos situaciones. Al hombre enfermo, con ayuda económica para pago del alquiler y tarjeta monedero para la compra de alimentos y a la mujer con tarjeta de alimentos. En los dos casos, ofrecemos escucha y acompañamiento. A la mujer la animamos a buscar un abogado de oficio para modificar el convenio regulador del divorcio. A ambos para que vayan a los servicios sociales y consigan alguna prestación y además los ponemos en contacto y deciden que la mujer viva en la casa del hombre enfermo y le acompañe, le cuide y le lleve la casa, a cambio de alojamiento cuando no le toque estar con sus hijos. Los resultados se están viendo ya, están mucho mas animados y con ganas de luchar y salir adelante.
· Un refugiado que llegó de Venezuela a finales de 2019, con sus padres, de 85 y 87 años, solicita el asilo y llega la pandemia. A fecha de hoy, no tiene trabajo ni posibilidad de encontrarlo, ha gastado ya todos sus ahorros, perdió la vivienda que alquiló al llegar y ahora no le alquilan ninguna; no están en la calle porque ha conseguido que le alquilen una habitación para los tres de forma totalmente irregular por lo que no tiene contrato y no le hacen recibos. Desde Caritas le pagamos esa habitación e intervenimos para que los servicios sociales apoyen a los mayores y aprueben una ayuda de emergencia, que a la fecha no han pagado….
Cuando el voluntariado de Cáritas se sitúa ante estas personas trata de transmitir el mensaje de Jesús. Nuestra inspiración es el Jesús que se acerca a sus paisanos y les ofrece ayuda y busca soluciones con ellos. El Jesús que estimula a la mujer samaritana, que anda por el camino de Emaús, que habla con los peregrinos en el lago para compartir el pan y los peces. Nuestro Jesús es el que sabe que el centro es la persona.
Para nosotras lo importante es que la persona que se acerca aprenda que no somos la solución para siempre. La realidad actual de cada persona tiene unas causas y consecuencias; cuando valoramos los casos intentamos plantear acciones que modifiquen esas causas y consecuencias para mejorar su situación. Cada persona que se acerca a nosotras debe ser protagonista de la búsqueda y hallazgo de soluciones.
La Agenda 2030 fue elaborada por la ONU, pero su consecución sólo será posible si cada persona del mundo colabora con ellos en su entorno cercano. Para Cáritas es importante lograr los ODS 2030 pero sobre todo es importante que estos los puedan disfrutar TODAS las personas con las que compartimos nuestra tarea de alguna forma.
Equipo Cáritas Parroquia S. Francisco de Sales
Elda. Alicante. España
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