¿Quién pagará la reconstrucción? ¿Quizá nosotros?
Foro 2022 de Consejo Económico y Social
Miguel Ángel Velasco cmf
Miembro del equipo cmf ONU
Master in Development S. and Diplomacy. UNITAR
Viendo las imágenes de todos los informativos, sea en papel, en televisión o a través de Internet, estos días se nos ofrece el espectáculo de la destrucción, en Ucrania. Después de la Primera Guerra Mundial uno de los problemas importante que tuvieron que afrontar los “países vencedores” fue el del pago de indemnizaciones por los daños causados. El “tira y afloja” entre Francia, Inglaterra y los Estados Unidos, Alemania estaba excluida de todo tipo de negociación, se saldó con una enorme demanda de compensaciones que Alemania sólo pudo pagar después de la reunificación (2010). La destrucción sistemática de ciudades en Ucrania que está llevando adelante Vladimir Putin, no es tan tremenda como la que desencadenó Alemania en la Primera Guerra Mundial, pero es grande.
Después de la Segunda Guerra Mundial, todavía más destructiva, la única solución para levantar Europa fue el Plan Marshall; fueron 13.000 millones de dólares que equivaldrían a más de 60.000 millones. ¿Los va a pagar Rusia como indemnización? ¿El Fondo monetario Internacional o el Banco Mundial? ¿La Unión Europea? Si la reconstrucción de Ucrania va a suponer un enorme esfuerzo financiero para todos, hay otros desastres que aún van a costar más.
Crisis, tras crisis
En el año 1992, la ONU convoca la Conferencia de Río de Janeiro sobre “Desarrollo y Medio Ambiente” en donde se denuncia con contundencia y urgencia, la degradación del medio ambiente. Estamos destruyendo la tierra que es nuestro hogar. El ser humano desaparecerá con ella.
En el año 2000 la ONU aprueban los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Los ODM supusieron un avance importante a la hora de hacer frente a desequilibrios mundiales en materia de Hambre, Sanidad, Educación, Cuidado Infantil, VIH, Igualdad Hombre-Mujer. Cuando todo parecía que iba por el buen camino, nos topamos con la crisis económica (2009) provocada por Lehman Brothers, las ingenierías financieras y las hipotecas. El PIB mundial se contrajo 1,68 puntos; la crisis golpeó muy duramente a las poblaciones más desfavorecidas.
Los ODM (2000) se transformaron en los ODS 2030, aprobados en 2015. La Agenda 2030 (20015) aprobada después de un enorme esfuerzo de consulta y consenso entre gobiernos, expertos de la ONU y Sociedad civil, ofrecía una mayor complejidad que los ODM, pero reflejaba mucho mejor la realidad de nuestro mundo. Ese mismo año se celebraba en Addis Abeba, también bajo el paraguas de la ONU, la “III Conferencia Internacional sobre la Financiación del Desarrollo”. Parecía todo encarrilado cuando nadie lo esperaba, en 2019, nos encontramos con la Pandemia del COVID-19.
Los cálculos de progreso en el cumplimiento de la Agenda 2030, con sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, sus 169 metas. con sus correspondientes indicadores de media, no sólo se paralizaban, sino que retrocedíamos en los logros conseguidos. El golpe asestado al mundo entero ha sido tremendo: educación, derechos de la mujer, trabajo digno, trabajo informal, migrantes, libertades de los Derechos Humanos, sanidad, igualdad entre grupos humanos, cooperación internacional, salubridad, ciudades acogedoras. Todo, incluida la sostenibilidad del planeta y lo poco conseguido con los acuerdos climáticos de Kioto y París, se paralizaba o venía abajo. El PIB mundial se reducía un 5,2 %. Si los países de “Rentas altas” sufrieron un hundimiento de sus economías, los de “Rentas bajas” o los de “Rentas intermedias”, sufrieron las consecuencias directas del COVID-19 más las consecuencias del hundimiento de los países ricos.
La reacción ante la catástrofe del COVID-19 de los gobiernos fue, inicialmente, el encerramiento de cada país en sus propios problemas. Esta actitud se ha ido modificando, en alguna medida, una vez que los países ricos han solucionado sus problemas. El mundo estaba tratando de recobrar el pulso anterior al COVID-19 cuando estalla un problema nuevo: la invasión de Ucrania ordenada por Vladimir Putin. La invasión está significando una nueva crisis sobre la crisis, aún no solucionada, del COVID-19. Los precios internacionales de Gas, Petróleo y otras materias primas se han disparado; las exportaciones de trigo y otros cereales de Ucrania se han paralizado.
La Agenda 2030 de Objetivos de Desarrollo (Humano) Sostenible
En todas las crisis anteriores, aunque los países de rentas más altas, han sufrido las consecuencias en sus poblaciones, sobre todo los grupos más vulnerables, los demás países las han sufrido con aún mayor dramatismo. ¿Quién pagará la reconstrucción de este mundo? No cabe duda de que la factura va a ser mucho mayor que la de reconstruir de Ucrania.
Del 25 al 28 de abril de 2022, ha tenido lugar el “Foro del Consejo Económico y Social sobre la financiación del desarrollo”. El foro anual se realiza en cumplimiento de la resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas 69/313 sobre la Agenda de Acción de Addis Abeba (resolución 69/313, anexo, párrafo 132). A lo largo de las muchas intervenciones del foro una cosa ha quedado clara: el plano-guía que hemos de seguir para la reconstrucción de este mundo, tras todas las catástrofes vividas hasta ahora, es la Agenda 2030.
No sabemos cuál va a ser el próximo golpe que sufra la humanidad entera; pero está claro, que todo lo que suceda en el mundo, aunque sea en una parte muy pequeña, terminará influyendo en la totalidad de la humanidad. Volviendo la mirada a los temas a los que han afectado las crisis pasadas y comparándolos con los temas tratados por los ODS 2030, podemos comprobar que hay una correlación constante. Cierto que la Agenda 2030 es compleja, pero nos presenta una imagen de la complejidad del mundo que refleja la realidad de lo que somos.
No se puede actuar parcialmente; no nos podemos ahora obsesionar con el sistema de vacunas pensando que el próximo problema va a venir desde la sanidad; no sabemos cuál va a ser el contenido de la próxima crisis. Lo que sí sabemos es que, venga de donde venga, si hemos avanzado en el Desarrollo Humano Sostenible presentado por la Agenda 2030, habremos construido una humanidad más resiliente; así, podremos afrontar la próxima crisis global, con más fortaleza. Bien, tenemos los planos, pero, ¿quién paga la re-construcción del mundo?
Aportaciones del Foro del ECOSOC sobre financiación de la Agenda 2030
El “Foro del Consejo Económico y Social sobre la financiación del desarrollo, 2022” ha señalado repetidamente dos documentos a seguir: la Agenda 2030 (2015) y los compromisos económicos expresados en el documento de “Financiación del Desarrollo Sostenible” de Addis Abeba (2015). El documento y desarrollo de Addis Abeba, puede ser válido en 2022, pero con las modificaciones necesarias tras el COVID-19 y la invasión de Ucrania. Hay que gastar más, pero tenemos u problema con el Pago de la Deuda pública. El “sistema crediticio internacional” y de “calificación crediticia” hace que los préstamos a los países con “Renta Alta” (Unión Europea) sean a intereses muy bajos; por el contrario, los intereses pedidos a los países de “Renta Baja” o “Renta Media”, son tan elevados que llevan, con facilidad, al impago de deuda. Es urgente buscar un sistema crediticio internacional distinto; el Foro ofrece algunas orientaciones.
Siguiendo las orientaciones del Foro, los fondos concretos para el Desarrollo (Humano) Sostenible de la Agenda 2030, tienen que venir de la financiación público-privada. Respecto a la financiación pública intergubernamental, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial siguen siendo clave; pero siguiendo los criterios propios de la Agenda 2030 y no los principios del Neoliberalismo o el Consenso de Washington (1989).
El cambio de políticas de las instituciones de Bretton Woods, va haciéndose realidad a través de sus encuentros periódicos con las instituciones de la ONU (Reunión especial de alto nivel con las instituciones de Bretton Woods, la Organización Mundial del Comercio y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo. 13 de abril de 2021), pero han de acelerarse. La referencia para los “préstamos condicionados” a países por el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, no puede ser otra que la implementación de los ODS 2030. Junto con el BM y el FMI, han de seguir incrementando fondos, instituciones como el Banco Europeo de Inversiones y otras instituciones bancarias regionales.
El Foro 2022 de Consejo Económico y Social ha apostado también por la creación de Fondos de Inversión Privados que se centren en la financiación de proyectos basados en la Agenda 2030. La Unión Europea, después de los años de duda que le son propios antes de cualquier decisión, ha lanzado al mercado los “Bonos Verdes” y los “Bonos Sociales” Los bonos sociales, alcanzaron un volumen mundial, a finales de 2020, unos 170 000 millones EUR; en el caso de los “bonos verdes” se superaron los 850 000 millones EUR. Los Estados miembros y las instituciones de la UE representan alrededor del 50 % de los 1,1 billones EUR totales. “La Comisión Europea recaudó (el 22 de marzo de 2022) otros 10 000 millones de euros en fondos NextGenerationEU a través de su segunda sindicación de bonos de 2022. El bono a 10 años, que vence el 6 de julio de 2032, eleva la financiación total obtenida en el marco del programa a 91.000 millones de euros. Esta colocación seguirá apoyando la recuperación económica de Europa en el marco del Mecanismo de Recuperación y Reactivación y de los demás programas presupuestarios de la UE financiados a través de NextGenerationEU».
(https://ec.europa.eu/commission/presscorner/detail/en/IP_22_1935)
(https://ec.europa.eu/info/sites/default/files/about_the_european_commission/eu_budget/2021.1967_es_02.pdf)
Para la “reconstrucción” de su país, cada uno de los estados, por lo tanto, tendría que concretar el programa de realización de la Agenda 2030, fijar los proyectos prioritarios y elaborar un proyecto de financiación. Este proyecto de financiación incluiría: recursos del propio país, vía impuestos, recursos de bonos 2030 privados y ayudas y prestamos de los bancos de ayuda internacional (BM, FMI, BEI). El problema que hay que resolver es el de la credibilidad y transparencia de los países.
Para la elaboración de los proyectos y presupuestos se contaría con la ayuda experta de la ONU (Financing for Sustainable Development Report 2021), las organizaciones regionales y las propias instituciones Bretton Woods. La existencia de taxonomías que definen lo que son la “actividades verdes y sociales”, como la elaborada por la Unión Europea, ayudarán a la formulación de proyectos y presupuestos, aceptables para el sector privado. Se logrará, además, la obtención de recursos financieros privados y supranacionales, a precios asequibles.
Lo mejor de esta solución público-privada garantizada es que estos bonos se ofrecen en el mercado internacional y pueden ser comprados por cualquier persona, en el mercado de bonos. Se lograría así, con una supervisión adecuada basada en los criterios de la Agenda 2030, que todos pudiésemos ayudar a la reconstrucción de nuestro mundo.
Estemos atentos a la emisión de estos bonos, para suscribirlos
Miguel Ángel Velasco cmf
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