Miguel Ángel Velasco cmf
Miembro del Equipo Claretiano ante la ONU
1. De un mundo unilateral a uno multilateral
El final de la Guerra Fría trajo consigo una sensación de victoria por parte del Occidente «liberal y democrático» (a veces no tanto). Se afirmaba que la entrada de los países de Europa del Este, especialmente Rusia, en la órbita del capitalismo generaría corrientes democráticas transformadoras en esos países. Tal convicción llevó a la admisión de China en la Organización Mundial del Comercio sin exigencias particulares. Los problemas, evitables en su momento, han aparecido ahora. El principal problema fue la enorme simplificación con la que se analizaron las culturas y la historia de los países. Occidente, especialmente Estados Unidos, confiaba en que su sistema político y, sobre todo, su estrategia para transformar los países en algo parecido al sistema democrático occidental era relativamente fácil y rápida. No ha sido así.
Para bien o para mal, el hecho es que vivimos en un mundo cada vez más multipolar y multicultural. Además, tenemos empresas multinacionales con un enorme poder y una sociedad civil que, afortunadamente, es cada vez más relevante. Es imposible simplificar el mundo; nunca ha sido sencillo, pero ahora menos que nunca. Su gran riqueza reside en su diversidad. Por eso, quizá una de las primeras cosas que deberíamos hacer es «valorar lo diferente».
En este mundo complejo en el que incluso lo «multilateral», en cuanto a las relaciones entre Estados-nación, se queda corto, la opción de la «Diplomacia Preventiva» se hace cada vez más necesaria. Afortunadamente, el conjunto de las Naciones Unidas va por delante en la reflexión sobre qué es el mundo y cómo podemos conseguir un mundo en Paz. La ineficacia del «P5» para intervenir en los conflictos del mundo indica la necesidad de un cambio en este órgano principal de la ONU. Es necesaria una ampliación o un cambio de funciones para las otras instituciones principales presentes en la Carta de la ONU.
Basta con reflexionar sobre la situación creada en Afganistán. La presencia de la ONU, con muchos recursos y personas, fue antes de la llegada de los soviéticos o de la OTAN. No creo que la «diplomacia» ejercida ni por la Unión Soviética ni por EEUU siguiera las pautas de la «Diplomacia Preventiva». El resultado, como sabemos, ha sido chocar de nuevo con el muro afgano. Además, como dijo Hammarsjold en su momento: es mucho más barato equipar mejor los medios con la «Diplomacia Preventiva» que pagar las facturas de una guerra»; una afirmación que ha quedado clara sobre las intervenciones armadas en Afganistán.
2. Hacia el futuro
El horizonte para un mundo mejor, en la primera mitad del siglo XXI, al menos, está claro: Declaración Universal de los Derechos Humanos y Agenda 2030, en un mundo multilateral y globalizado que necesita soluciones globales y locales. Para que el mundo avance en esta dirección, necesitamos una Gobernanza Mundial basada en los principios de la «Diplomacia Preventiva» y unas Naciones Unidas que también lideren el proceso. No olvidemos el concepto de «Responsabilidad de Proteger» que implica a cada Estado y a todos los Estados en la consecución, a través de la Diplomacia Preventiva, de la paz mundial mediante un compromiso con los Derechos Humanos.
En cuanto a las Naciones Unidas, habría que hacer algunos ajustes: diseñar los órganos de estudio y decisión en base a los criterios de «representatividad de las organizaciones regionales supranacionales»; «conectar los centros de decisión de la ONU con la vida real de la gente»; «coordinación real de todas las agencias de la ONU»; «abrir los órganos de análisis y decisión de la ONU a la sociedad civil».
En cuanto a la participación de las agencias de la ONU en la Diplomacia Preventiva. El papel del Secretario General y de la Secretaría debe ser aún más importante de lo que es ahora, para lo cual es necesario reforzar el «Departamento de Asuntos Políticos», aumentar la presencia internacional de los órganos de la Secretaría, para detectar problemas y anticiparse a ellos. Asimismo, debe aumentarse la presencia global de los órganos de la Secretaría para detectar problemas y anticiparse a ellos. El Consejo de Seguridad también debería centrar sus reflexiones primero y sus acciones después en la búsqueda de la Paz, tal y como se define en la Carta de la ONU, la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Agenda 2030, dejando al Secretario General medidas más concretas en materia de Diplomacia preventiva. Podríamos aplicarnos a la Asamblea General y a sus análisis, debates y decisiones. Por último, la coordinación entre el Secretario General, el Presidente del Consejo de Seguridad, el Presidente de la Asamblea General y el Presidente del ECOSOC debe incrementarse para ser más efectivos en la Diplomacia Preventiva.
Me he referido, hasta ahora, a la Primera ONU (Estados-Nación), a la Segunda ONU (Organización), y me gustaría referirme también a la Tercera ONU (Sociedad Civil). La sociedad civil ha estado, desde el principio, involucrada con las Naciones Unidas. Ha sido la forma que ha tenido la organización de acercarse a los grupos de reflexión, de enriquecer su pensamiento con ellos, y también de conectar con las realidades de otros lugares, continentes y personas diferentes a las «oficinas» de toma de decisiones de la ONU. Desde el proceso de elaboración de la Agenda 2030, la apertura de la ONU a su «tercer nivel» es cada vez mayor. Sin embargo, tiene que integrarse más claramente en los procesos de toma de decisiones. En términos de Diplomacia Preventiva, es crucial realizar los análisis adecuados de la realidad. Sin embargo, es aún más importante saber cómo entablar un diálogo con la gente y encontrar personas que puedan realizar esta labor. La sociedad civil, las ONG y las organizaciones confesionales pueden proporcionar a la diplomacia preventiva de la ONU un poderoso puente para el diálogo.
Las OC (organizaciones basadas en la fe) y las propias instituciones religiosas tienen la virtualidad de estar muy cerca de la gente real, de tener un «tejido de capilaridad» que llega a todas las partes del mundo y de una excelente fiabilidad para la gente. Las relaciones entre los líderes religiosos de todo el mundo están ayudando a tender puentes de diálogo entre personas y pueblos distanciados o enfrentados. Con vistas a un Desarrollo Humano Sostenible que evite la confrontación y busque la armonía, las OC son especialmente relevantes dentro de la Sociedad Civil.
Concluyendo:
Después de hacer este recorrido desde la fundación de la ONU (artículo anterior), podemos ver que la Diplomacia Preventiva es la forma de acción más adecuada para la Diplomacia de las Naciones Unidas. Los Derechos Humanos y la Agenda 2030 definen un horizonte en el que las «Tres Naciones Unidas» tienen que tomar la «Diplomacia Preventiva» como una forma normal de proceder. Podríamos decir que esta forma de hacer diplomacia, tan característica de la ONU, debe ser adoptada en el plano de la Gobernanza Global y en la interrelación entre países; siendo más que un método o protocolo de actuación, la expresión de una profunda convicción en la bondad del diálogo y la negociación en la construcción de la Paz.
Miguel Ángel Velasco cmf
Miembro del Equipo Claretiano ante la ONU
0 comentarios