Desde la Carceleta de Guayaramerin, Bolivia
Desde Guayaramerín: “… porque estuve preso y fuerona verme…” Mt 25, 36 b
P. Vicente Chuvirù Román cmf
Capellán de la Carceleta, Guayarámerin. Bolivia
Nuestra Parroquia de Guayaramerín está ubicada en zona de frontera entre Bolivia y Brasil. El río Mamoré es el que separa las ciudades con el mismo nombre, pero en diferentes países: Guayara-merín (español-Bolivia) y Guajara-mirim (portugués-Brasil). La gente aquí, entiende y habla los dos idiomas puesto que la gran mayoría vive del comercio e intercambio de productos comerciables.
Nuestra comunidad llegó en los meses de Febrero y Marzo del año 2020 junto con la nueva fundación de las Misioneras Claretianas, con quienes trabajamos en misión compartida como familia Congregacional. En este año 2022 nos encontramos la comunidad cmf conformada por padre Vicente Chuvirú, padre Marianus Kolectus y padre Armand Prósper Helona. La comunidad rmi, de las Claretianas, conformada por: Lucía Galichio, Judith Vicentín y Josiane De Freitas Santos.
A causa de la pandemia del COVID 19, nuestra integración a la gran variedad de pastorales y servicios apostólicos en zona urbana y rural, se ha ido desarrollando lentamente y en forma paulatina; pues, muchos agentes de evangelización y laicos muy activos en la iglesia, fallecieron en la ‘primera ola’ de la epidemia. Mucho ha sido el dolor que hubo que acompañar y subsanar desde el Evangelio de Vida Nueva.
En cuanto a la carceleta Las Palmas, nuestros hermanos claretianos dejaron mella, nos hicieron fácil el camino, con todo lo que comenzaron e implementaron allí para promocionar a los detenidos. Aún continúa vigente la carpintería que padre Antonio Chocarro promovió en su época de misión aquí (aproximadamente 10 años atrás).
Actualmente, en la carceleta Las Palmas hay un total de 181 personas privadas de libertad, 175 varones y 6 mujeres, que cumplen una condena o se encuentran en detención preventiva. Hay 6 celdas con 30 detenidos aproximadamente en cada una, y una de estas celdas está separada para las mujeres. El número de reclusos ha ido variando, con aumentos y mermas relevantes. El hecho es que existe un elevado índice de hacinamiento carcelario en el país, que en agosto del año pasado alcanzaba a 170% de sobrepoblación. Nuestra ciudad de Guayaramerín, no ha sido la excepción…
Desde que llegamos aquí, estuvimos acompañando al grupo de señoras denominado “Las Carmelitas”, quienes llevan ese nombre por su gran devoción a la Virgen del Carmen. Ellas, cada mes fielmente, frecuentan la carceleta con víveres y provisiones para cada celda. Se reúnen en el patio interno intermedio y allí hacen sus oraciones y comparten con los internos el almuerzo o la comida. La primera vez que fuimos, hubo “patasca”, una comida típica de nuestra zona, la cual requiere mucho tiempo de preparación. En otras ocasiones se les ha llevado platos y vasos; lo que más nos solicitan es carne para su alimento diario; pues, ellos mismos se hacen la comida comunitaria en unas mini-columnas de ladrillos ubicadas en forma paralela y con leña al fuego en el medio de ellas.
Hay otro grupo de nuestra parroquia que les visita sistemáticamente cada mes. Se trata del grupo de la renovación carismática católica, ellos también les llevan víveres que consiguen adquirir con sus propias contribuciones voluntarias. Cuando van, reúnen especialmente a los referentes de cada calabozo para hacer sus oraciones y alabanzas antes de la entrega de las provisiones.
En algunas ocasiones les hemos llevado ropa, cuando hemos recibido donaciones de la misma gente de nuestro pueblo. Como mencionamos al inicio, el taller de carpintería que padre Antonio cmf, les habilitó, continúa aún en activo. Simplemente lo que acontece en la actualidad, es que ya no recibimos donaciones del extranjero como antiguamente. Lo que logramos conseguir es con el esfuerzo de la misma gente de aquí. El año pasado, colaboramos para que pudiesen hacer artesanías como tapetes y hamacas que luego pudieron venderse en una feria.
Nuestros colegios también tienen esa conciencia solidaria con nuestros hermanos más desfavorecidos. Los estudiantes de secundaria juntan mercadería en Semana Santa y la llevan a la Carceleta un grupo de alumnos delegados, acompañados por su maestro de Religión y las hermanas Claretianas. Generalmente solicitan compartir una misa con los presos, pero cuando esta no es posible, efectúan la celebración de la Palabra con las Religiosas.
Las carencias aquí son muchas, pero la principal es la afectiva, el desamparo del corazón… el no experimentar el infinito Amor Misericordioso de Dios. Hay muchos jóvenes que han delinquido y caído en el flagelo de la droga. Aquí no hay centros de rehabilitación. Sabemos que cuesta mucho mantener estos centros; no solamente en el sentido monetario sino también respecto a mantener la Obra con fidelidad y caridad hacia estos hermanos nuestros. Es impresionante escuchar de algunos frases como: “a mí nunca nadie me enseñó a ser bueno” … Se merecen nuestra presencia y acompañamiento.
Por eso, siguiendo las palabras de Jesús: “lo que hemos recibido gratis tratamos de darlo gratis”. Jesús, su Evangelio de Vida Nueva, eso es lo que procuramos compartir.
Bendiciones y cordiales saludos de la comunidad claretiana de Guayaramerín
P. Vicente Chuvirù Román cmf
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