Cumbre del clima 2019 Chile. Madrid, 2 al 13 de diciembre 2019. Día 15
Entre la frustración y la transición hacia Glasgow
Por fin, después de dos días de aplazamientos continuos hoy a las 10 de la mañana comenzaba la última sesión de la Cumbre del Clima COP25 Chile-Madrid; a las 14h terminaba la COP25. La expresión más utilizada por los intervinientes en esta sesión de cuatro horas de duración fue FRUSTRACION. La mayoría de ellos dejaron bien patente el trabajo realizado por los delegados, pero las expectativas y objetivos eran otros. Muchos afirmaban que “nunca como en esta COP25 hemos estado cerca de un acuerdo sobre los temas fundamentales; hemos de seguir desde el punto al que hemos llegado para poder realizar los objetivo de la COP26 en Glasgow”. La realidad es que Kioto y París fueron enormemente positivos en dar ideas y marcos de actuación para todos, pero faltaros los compromisos para todos. Estos compromisos para todos se dejaron para la COP25 ya que la COP26, en 2020, es el año en el que los países tienen presentar sus Planes de cambio climático. Desde París se ha celebrado la COP en las siguientes ciudades: Marrakech (2016); Fiji-Bonn (2017) y Katowice (2018). Quizá si durante este tiempo y en estas cumbres se hubiese hecho un esfuerzo mayor de acuerdo, en Chile-Madrid se hubiese podido llegar a un acuerdo.
¿Cuáles han sido los puntos clave de las negociaciones de las COP desde París? Simplificando mucho podríamos apuntar los siguientes: Las ayudas a la transición del modelo productivo a los países en desarrollo y el mecanismo del “Mercado de derechos de emisión¨. En realidad el tema fundamental es el dinero necesario para la transformación productiva. Respecto a la financiación para la transición hay una actitud muy positiva de los organismos internacionales y de muchos grandes bancos, falta elaborar una taxonomía que enumere los proyectos considerados “de cambio climático”. Respecto al segundo tema, llamado de los “derechos de emisión”, la idea consiste en la creación de un Mercado de emisiones en las que se compran y se venden “derechos de emisión de CO2”; una vez asignado un máximo de emisión de CO2 a una empresa, ha de pagar una multa por tonelada emitida de más o comprar derechos por toneladas no emitidas o por O2 conservado, a otras industrias u otros países. La Unión Europea creo hace unos años un mercado interno de “derechos de emisión” que está funcionando adecuadamente; el problema es cómo crear las normas para un Mercado global de derechos de emisión que no termine reduciendo el coste de la tonelada de CO2 a niveles irrisorios, si utilizamos sólo los criterios del libre mercado de compra-venta.
Estos son los temas confesables y las dificultades reales. Junto con ellos están las actitudes obstruccionistas de algunos países, compañías o personas a los que no les interesa que el carbón, el petróleo o el gas pasen a consumirse substancialmente menos. El problema no estaría sólo en el coste de la transformación del modelo productivo sino, sobre todo, en el descenso de divisas que entrarían en el país o la pérdida de peso estratégico que implicaría para el país en cuestión. Ayer ponía unos posibles ejemplos de este problema; hoy podría poner el ejemplo de Brasil obsesionado por quitar, en la última sesión, dos párrafos sobre el cuidado del ecosistema marino; el problema inconfesado debía ser la petrolera Petrobras y sus extracciones en la plataforma continental de Brasil.
¿Algo positivo en la cumbre? La verdad que muchas cosas. La inclusión en el documento final de temas como la igualdad de género, creación de capacidad y transferencia de tecnología, los océanos y el clima. Lo afirmado por muchos de los participantes respecto a la clarificación de las posturas y problemas reales: por fin se ha hablado abiertamente de los temas. Quizá lo más importante, ha sucedido en el entorno de la sala de negociaciones: la aprobación del Pacto Verde Europeo; las 177 compañías (2,8 billones de S de capitalización) firmantes del pacto para reducir las emisiones de CO2 con los criterios del Acuerdo de París. Los países de América Latina y el Caribe acordaron aumentar las energías limpias hasta un 70% en 2030 y la Creación de la Plataforma de Acción Climática en Agricultura para implementar medidas relativas al cambio climático. La creación por los ministros de finanzas de 51 países de la Coalición de Ministros de Finanzas por la Acción Climática, comprometiéndose a introducir en los Presupuestos las políticas medioambientales y además a fijar el precio de las emisiones de CO2 (derechos de emisión). La creación de Alianza por la Acción Climática; la forman: 73 países, 14 regiones, 398 ciudades, 786 empresas y 16 grupos inversores, con el compromiso de elaborar palanes de acción climática para 2020.
La COP25 no ha terminado, ¡continúa!; siguiente escala COP26 Glasgow. Esperamos conseguir los objetivos no logrados en Chile-Madrid. Por nuestra parte nosotros, Claretianos, sería bueno que todo este proceso nos hiciese más “ecológicos integrales”.
Miguel Ángel Velasco cmf
0 comentarios