Cumbre del clima 2019 Chile. Madrid, 2 al 13 de diciembre 2019. Día 09
Empezamos la segunda parte de la COP25. Los cinco días hábiles de esta semana estarán marcados por las negociaciones finales, las presentaciones de planes y la presentación de los acuerdos. Tras seis días de encuentros, fundamentalmente de carácter técnico, y de eventos paralelos en los que se han tocado todos los temas directos y colaterales relacionados con el Cambio climático, llega la hora de la verdad. En la mañana, en la COP25, las colas para las revisiones de seguridad y las acreditaciones eran tres o cuatro veces más largas que la semana anterior; el número de personas en los pabellones de IFEMA se ha multiplicado no sé si por dos o por tres. Esto no ha sido sólo por la presencia de Greta Thunberg y su conferencia de media hora. El clima de conversaciones ha sido distinto desde hoy; incluso en las conversaciones de los miembros oficiales en la línea 8 de Metro que lleva a la estación Feria de Madrid. Esta mañana en la línea 8 se hablaba de acuerdos, de resistencia de algunos países, de apoyo de otros… Todo se está preparando y todos tenemos la esperanza y el deseo de que las reuniones de alto nivel de mañana y pasado traigan un documento con avances significativos.
Ayer, día de descanso, tuve oportunidad de cambiar impresiones con algunas personas que no están en la COP25; opiniones diversas y divergentes. Sí, aunque me parezca imposible hay personas que piensan que : “lo del cambio climático no es para tanto”; “en realidad es una estrategia para vender más y consumir más”; “no podemos pedir a los países en desarrollo que cumplan y hagan lo que nosotros, en Occidente, no hemos hecho”; “hay un problema serio con los renovables, ¿cómo nos vamos a desprender de las placas solares obsoletas en pocos años?”. Para mí, el problema no está en que haya personas pensando así; todos estos son interrogantes y cuestiones sobre las que tendremos que estar muy atentos a lo largo del proceso de cambio de modelo productivo; el verdadero problema está en que todas esas cuestiones sirvan, en algunos casos, como justificación para no apoyar el esfuerzo conjunto señalado en el Acuerdo de París. La clave para responder a estas objeciones la hemos dado ya días pasados: hemos de entender el cambio climático dentro del horizonte común de la Agenda 2030. Cuando ponemos al ser humano, a los pueblos de la tierra, a la diversidad creada a dialogar todos juntos, los problemas e interrogantes que ayer me señalaban permanecen, pero los criterios de corrección para no caer en un nuevo bucle consumista y utilitarista están asegurados.
El cambio climático está ahí, y la humanidad está directamente afectada. El deshielo de los polos, debido al incremento de la temperatura de la Tierra, tiene una influencia directa en los peces, los animales terrestres y en los seres humanos; la elevación del nivel del mar y la consecuente desaparición de territorios litorales e islas, afecta a muchos pueblos; los extremismos climáticos en formas de sequías, tifones o inundaciones los estamos sintiendo ya. Podríamos seguir con más ejemplos. Todo esto lo podemos contemplar desde la vida tranquila del Occidente acomodado, pero lo podemos mirar también desde el punto de vista de los más vulnerables del Occidente y de la Humanidad entera. La perspectiva y la tranquilidad no es exactamente igual.
Todos nos tenemos que poner a trabajar, pero unos países con más implicación que otros. Vamos a considerar el PIB (Producto interior bruto) del año 2018 de las grandes zonas económicas: 17,5 billones EEUU; 16 billones la UE; 11,5 China. No cabe duda de que son estas zonas las que tienen que liderar el cambio porque, además; miremos el total de toneladas de emisión de CO2 de cada uno de los bloques en 2018: China, 11.255 Ktm.; EEUU, 5.275 Ktm., UE, 4.300 Ktm.; Rusia 1.700 Ktm.; India, 2.600 Ktm. Como el Acuerdo de París dice, hemos de ponernos urgentemente manos a la obra, cada uno de los países desde la situación en la que se encuentre y con la solidaridad que le corresponde como responsabilidad histórica. Si nos preguntamos por los bloques del mundo que más han impulsado tanto la Agenda 2030 como los acuerdos sobre el clima, encontramos dos nombres: Unión Europea y América Latina. El impulso de estas dos zonas del mundo continúa, aunque a veces los deseos sean mayores que las realidades. Todos esperamos que Europa, con su nueva Comisión, presente planes claros para cumplir con sus deberes históricos con el Cambio climático y los países en desarrollo.
Miguel Ángel Velasco cmf
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