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COP-26: Déficit de confianzaODS 6,7,13,14,15 ES

por | Nov 15, 2021 | 2030 Agenda, Gente, Planeta | 0 Comentarios

COP-26: Déficit de confianza

Conferencia sobre Cambio Climático. Glasgow 2021

 

Miguel Ángel Velasco cmf

Miembro del Equipo Claretiano ante la ONU

Cuando la COP-25 Chile-Madrid terminó sus trabajos en 2020 con unos escasísimos resultados políticos, pusimos nuestra esperanza en la COP-26 a celebrar en Glasgow. La COP-26 se retrasó un año por causa del COVID-19. La Pandemia cambió muchos planes, así que no resultó extraño que se retrasase un año; a punto hemos estado de que se retrasase al 2022. Afortunadamente se ha podido realizar este 2021, aunque sin la ausencia de algunos países en desarrollo y sólo contando con la presidencia del Reino Unido, ya que Italia se descolgó en algún momento del proceso de preparación. Ha sido muy instructivo saber cuánto quería comprometerse cada país lo acordado en París. Todo comenzó con un sobresalto: el Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas presentó un informe al comienzo de la COP-26 en el que afirma que, con los compromisos actuales de los países, el incremento de temperatura no estará entre 1,5 °C y 2 °C, sino que llegará, en los plazos acordados, hasta los 2,7 °C. El resultado de la cumbre no ha respondido a la urgencia y gravedad de los datos. 

El largo y muy lento camino desde París

El Acuerdo de París sobre el Cambio Climático (2015), continuidad de Kioto (1997), presenta tres compromisos: mantener el aumento global de la temperatura del planeta por debajo de los 2 °C, incluso llegando a los 1,5 °C; aumentar la capacidad de resiliencia de los países en desarrollo ante los desajustes provocados por el cambio climático; mitigar las consecuencias que ya está teniendo el cambio. Para conseguir el primer objetivo es necesario reducir las emisiones de gases que provocan el “efecto invernadero”, fundamentalmente los combustibles fósiles (CO2, gas, petróleo). Para lograr los otros dos objetivos (mitigación y resiliencia) se necesitan grandes cantidades de recursos económicos para los países en desarrollo; éstos han de ser aportados por los países desarrollados. El Acuerdo de París fue un éxito muy parcial, según ha demostrado el paso de los años. Seis años han transcurrido desde París y los estudios dicen que este año se emitirá más CO2 que antes de la Pandemia; además sólo se ha llegado a reunir el 70% de los fondos económicos aprobados para mitigación y resiliencia de los países en desarrollo. El Acuerdo de París fue una muy importante declaración de intenciones rubricada por una mayoría abrumadora de países del mundo, pero una cosa es firmar un acuerdo y otra cumplirlo.

El incumplimiento de los objetivos de la COP-25 Chile Madrid fue evidente, de tal manera que quedaron pendientes para Glasgow importantes cuestiones. Un primer objetivo de la COP-25 Chile-Madrid era que cada país presentase su plan de implementación del Acuerdo de París en su estado; lamentablemente sólo un pequeño número de países lo presentó. Un segundo objetivo incumplido de la COP-25 fue dotar al mercado internacional de Derechos de Emisión de CO2 de normas claras es ajustar el mercado internacional de Derechos de Emisión de CO2; no fue posible aclarar cómo calcular los pagos que tenían que realizar las industrias emisoras de CO2 en exceso, A estados cuestiones pendientes, se unión una tercera para solventar a partir de Glasgow: el pago de los fondos económicos a los países en desarrollo, en concepto de “mitigación y resiliencia”; se llegó a Glasgow con sólo el 70% entregados, de los 100.000 millones anuales acordados. No fueron cosas sin importancia las que se dejaron para Glasgow; algunos pensaban que habiendo tenido dos años para cumplir con los compromisos, todo iba a ser más sencillo, pero no ha sido así. Hubo un detalle que me alarmó sobre manera: el Papa Francisco, que iba a hacerse presente en Glasgow, anunció su no asistencia poco antes de comenzar la cumbre.

1,5 °C

Lo que se pretendía y lo que se ha conseguido en la COP26

 Esto es lo que estaba sobre la mesa, y lo que realmente se logró:

·      Sobre las emisiones de CO2

Lo que querían los negociadores: Comprometerse a reducir las emisiones a niveles que mantengan el calentamiento global por debajo de los 2 °C centígrados, y cerca de los 1,5 °C, en comparación con la temperatura de la era preindustrial. El calentamiento del planeta se ha debido, principalmente, a las revoluciones industriales de los países desarrollados; el reconocimiento de este hecho llevó a los países industrializados a comprometerse a dar fondos económicos a los países en desarrollo, para mitigar los efectos del calentamiento global.

Lo que consiguieron: Las promesas se quedaron cortas antes de la cumbre. El acuerdo pide a los países que revisen sus recortes en la próxima COP de 2022. Algunos países más han presentado sus planes nacionales para cumplir con la reducción de emisiones de CO2 comprometida en París, pero todavía falta muchos. Las dudas planean sobre el compromiso de China de reducción de emisiones de CO2 para 2060 y sobre el acuerdo de cooperación entre EEUU y China sobre cambio climático.

·      Sobre financiación de la resiliencia y mitigación del Cambio climático

Lo que querían: Los países en desarrollo habían calculado un 1.3 billones de dólares al año para ayudar a su transición energética y a su adaptación.

Lo que obtuvieron: Los países desarrollados se comprometieron a cumplir las promesas anteriores de 100.000 millones de dólares al año, a duplicar los fondos destinados a la adaptación al cambio climático para 2025 y a establecer un proceso para la financiación posterior a 2025. No se ha acordado de dónde van a salir los fondos y qué supervisión o contrapartida se va a exigir a los países receptores de fondos. ¿Quizá las exigencias son comprar a los países donantes o el desarme arancelario de los países receptores? Si fuese así sería realmente decepcionante. Nada se sabe sobre ello.

·      Comercio Internacional de los Derechos de Emisión de CO2 (CIDE)

Lo que querían: Reglas para que los gobiernos comercien con créditos de carbono entre sí, junto con un marco para los mercados internacionales de carbono.

Lo que consiguieron: Los negociadores acordaron un amplio marco que muchos líderes empresariales esperan que estimule el comercio transfronterizo de créditos de carbono entre empresas. No se ha acordado nada sobre las normas que van a regir el mercado de los CIDE; el problema hasta ahora ha sido la especulación y la doble imposición de los CIDE; sólo ha funcionado bien este mercado en la Unión Europea.

·      Sobre los combustibles fósiles

Lo que querían: Algunos actores clave querían un compromiso para acabar con el uso de combustibles fósiles.

Lo que consiguieron: El acuerdo final exige una «reducción progresiva» del carbón y de las subvenciones «ineficientes» a los combustibles fósiles. Al comienzo de la COP26, los primeros borradores incluían claramente la “eliminación” del carbón como combustible fósil; en el último minuto de la COP-26, y bajo la presión de China e India, se cambió la palabra “eliminación” por “reducción”. Incluso Francia y Alemania trataron de introducción la energía nuclear y el gas, dentro del grupo de “energías verdes”. El compromiso de la Unión Europea y de EEUU (con la Administración Biden) en cumplir los compromisos de París sobre emisiones de CO2” y eliminación de combustibles fósiles parece, no obstante, muy consistente. No se puede decir lo mismo de países como China, Rusia, India, Brasil.

En la última jornada, en todos los discursos se pidió la implicación de la Sociedad Civil y del sector productivo privado: gobiernos, sociedad civil y empresas han de unirse para evitar la catástrofe medioambiental. En la COP-26, como sucedió en la COP-25, han sido las empresas, ciudades, regiones y sociedad civil las que se han comprometido con el limite de 1,5 °C de incremento de temperaturas. Han sido, nuevamente, las que han salvado la cumbre. ¿Qué pasa con los políticos y grandes mandatarios que son incapaces de hacer algo semejante? Cada día es más importante el compromiso y la presión de la sociedad civil sobre los políticos, para que éstos busquen soluciones a los graves problemas de nuestro mundo.

¿Por qué es tan difícil un acuerdo sobre las emisiones de CO2?

El cambio climático, del que hoy nadie en su sano juicio duda, se debe fundamentalmente a la emisión de “gases de efecto invernadero” (metano, ozono y CO2). El exceso de emisión de estos gases, muy especialmente del CO2, a partir de las Revoluciones industriales, es el responsable del incremento de temperatura de la tierra y el cambio climático. En la COP-26 no se ha descubierto nada sobre las consecuencias del calentamiento de la tierra que no se supiese antes; llevamos año escuchando que es urgente tomar decisiones concretas ante los efectos que ya estamos notando. ¿Por qué razón ha resultado tan difícil llegar a un acuerdo en COP26 de Glasgow? ¿Ha tenido que ver algo la Pandemia del COVID-19? Hay un problema que se llama “escasez de energía”. Estos meses, en concreto, lo estamos percibiendo con el encarecimiento de la electricidad, debido al mayor precio del gas pero, en los lugares donde se utiliza el carbón, está sucediendo lo mismo con este combustible fósil.

El desarrollo de los países occidentales ha necesitado ingentes cantidades de energía que se ha extraído, fundamentalmente, del carbón, el petróleo y el gas. El desarrollo del resto de los países del mundo necesita también mucha energía que, tradicionalmente, se ha ido produciendo de la misma manera que hicieron los países de las Revoluciones Industriales. Si queremos que todos los países del mundo tengan un desarrollo adecuado, se necesita mucha energía; esto, incluso, si optamos, de una vez, por dejar a un lado el consumismo frenético de los países desarrollados. Se necesita un “desacople” entre el desarrollo y la energía obtenida a través de los combustibles fósiles; necesitamos producir mucha más energía, pero ha de ser una energía verde. Los carburantes de los vehículos o las emisiones de metano son un importante problema también, pero, el mayor problema, es el consumo de combustibles fósiles para conseguir electricidad.

Por tanto, para producir menos CO2, necesitamos cambiar las fuentes de energía: hemos de pasar de energía basada en los combustibles fósiles a energías “verdes” o energías limpias. Nos encontramos con el problema de una transformación que implica cambios y gastos enormes para los países y, por supuesto, para las personas; pero, si no lo hacemos, nuestro planeta no tiene futuro. 

La Unión Europea, los Estados Unidos y, en general, los países occidentales desarrollados, pueden asumir esta transformación, aunque con grandes esfuerzos. El problema con algunos países en desarrollo se ha de solucionar a través de aporte de fondos económicos y tecnología desde los países desarrollados. Pero hay un tercer grupo de países que están en pleno desarrollo y que, según ellos, no pueden hacer otra cosa que consumir combustibles fósiles, muy en concreto el carbón.  El continente asiático acumula el 75% de producción de electricidad a través de centrales térmicas y el 80% de los nuevos proyectos. El 55% de las centrales de carbón en funcionamiento están en China; le sigue India, con un 12%, Vietnam e Indonesia; EEUU mantiene un 10% de la generación mundial eléctrica a través del carbón. No cabe duda de que, especialmente China, tiene la obligación moral de reducir sus emisiones de CO2. La Unión Europea, muy comprometida con la desaparición del carbón y la transformación verde a través del “European Grean Deal”, tiene el problema de Polonia y su dependencia del carbón para la producción de energía. La alternativa al carbón no puede ser el gas, que es también un combustible fósil productor de CO2. Global Carbon Project

¿Podrá venir la solución para el 2030-2050 de la mano de las energías verdes y de la energía nuclear de nueva generación? La energía nuclear, en su forma actual, tiene el problema de los desechos radiactivos, ¿se podrá solucionar con la nuclear de fusión? Solucionar este problema es el reto de los científicos y, sobre todo, de los políticos. Lo que no cabe duda es que, si no se pone freno a esta situación, no sólo sucumbirá el planeta, sino nosotros con él. La próxima cita para los acuerdos: COP27 El Cairo, en 2022; ¿podremos fiarnos de ellos?; seguro que necesitan de la sociedad civil, de nosotros, para llegar a acuerdos.

Miguel Ángel Velasco cmf

Miembro del Equipo Claretiano ante la ONU

  

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