“Una tierra, una familia, un futuro” (I)
Anomalías globales
Miguel Ángel Velasco cmf
Licenciado en Teología Sistemática
Máster en Desarrollo y Diplomacia
Quizá algunos se hayan preguntado, al leer el título del artículo entrecomillado, en qué discurso o en qué encíclica del papa Francisco podemos encontrar este texto. Por mucho que se busque la frase, no se encontrará, tal cual, en ningún lugar, porque el autor no es Francisco. Curiosamente es el título que Narendra Modi, Primer ministro de India, ha elegido para la reunión que tendrá próximamente en India el “G-20” (consultar al final del artículo).
¿Qué mundo nos espera para el futuro y cuál debiéramos estar tratando de construir? ¿Sirven para hoy, los principios recogidos en el documento fundacional de la ONU, o tendríamos que cambiarlos? ¿Hacia qué mundo vamos: unipolar, multipolar, bipolar, tripolar? ¿Quizá vamos hacia una nueva guerra fría? Y, en medio de todo esto, ¿qué deberíamos hacer los cristianos-católicos?
El “traje de boda” se nos ha quedado pequeño
El 24 de octubre de 1945 se fundan las Naciones Unidas. Su creación supone la creación de una organización con pretensión de que los desastres de las dos Guerras Mundiales no se vuelvan a producir. Pero, además de esto, supone la creación de un orden mundial en el que desaparecen definitivamente los imperios tradicionales y se genera un nuevo orden mundial, diseñado por los vencedores de la Segunda Guerra mundial. Pronto ese mundo, aparentemente multipolar, se transforma en un mundo bipolar en el que Estados Unidos y Rusia son los dos polos contendientes de la Guerra Fría. Durante esta Guerra Fría, el mundo se continúa configurando, fundamentalmente, por las decisiones del Occidente liberal y democrático liderado por Estados Unidos: creación de las fronteras y países-nación según el designio de Francia e Inglaterra; creación de las instituciones de Bretton Woods (Fondo Monetario y Banco Mundial); cambio del patrón oro por el patrón dólar como moneda de referencia.
Las Naciones Unidas, reflejo de cómo son las relaciones internacionales en el mundo, se va fracturando en tres bloques: Primer mundo Occidental, liderado por EEUU; Segundo mundo Comunista, liderado por Rusia y el Tercer mundo, de alguna manera, liderado por China. La Asamblea General de la ONU es escenario de las alianzas de las naciones poderosas, mientras que las recién creadas naciones-estados, independizadas de las metrópolis, siguen, las más de las veces, los dictámenes de las naciones-cabeza de los antiguos imperios europeos. Japón y Alemania quedan sin representaciones significativas y, por supuesto, sin ejércitos. Mientras tanto, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas queda sistemáticamente bloqueado por el derecho a veto de los cinco vencedores de la Segunda Contienda Mundial.
El 9 de noviembre de 1989 marca una nueva época: el fin de la guerra fría y el nacimiento de la unipolaridad. El Occidente, liderado por los Estados unidos, había vencido. Ya no quedaban nuevos horizontes en la historia; a partir de ahora ya todo estaba equilibrado; por lo menos, eso creían algunos grandes expertos en la analítica internacional. Mientras tanto, grades protagonistas del futuro están naciendo. El 25 de marzo de 1957 se crea la Comunidad Económica Europea, actual Unión Europea; Alemania y Francia había decidido general una nueva Europa en la que las dos naciones fueran el motor de la concordia y no de la guerra. En 1978 se comenzaba la apertura de China al resto del mundo que culminó con su entrada en la Organización Mundial del Comercio, el 11 de diciembre de 2001.
La crisis económica de 2008, exportada desde Estados Unidos, causada por la sobrevaloración especulativa de las hipotecas (crisis de las “subprime”); la pandemia del COVID 2019 y finalmente (por ahora) la invasión de Ucrania por la Rusia de Putin, han terminado el revolucionar el “mundo sin cambios” pronosticado por algunos estrategas internacionales, tras la caída del Muro de Berlín.
Después de este viaje. ¿Pensamos que sirve todavía el traje diseñado por EEUU después de la Segunda Guerra Mundial? ¿Es válido el sistema basado en la ONU, las instituciones de Bretton Woods y el dólar como patrón económico universal? ¿Será esta nueva realidad del G-20, la que sustituya la arquitectura creada tras la Segunda Guerra Mundial? No cabe duda de que el traje de boda diseñado en 1945, se ha quedado pequeño; hemos de buscar otro, por lo menos llevarlo al taller para unos “arreglos” significativos.
Unas votaciones extrañas. ¿Seguro?
La invasión de Ucrania por la Rusia de Putin nos ha deparado muchas sorpresas. No estoy hablando de la invasión propiamente dicha, sino de algunas votaciones sobre la condena a Rusia sobre la invasión. ¿Cómo puede ser posible que haya naciones que aprueben o se abstengan a la hora de condenar la invasión en el Consejo de Derechos Humanos de Ginebra o en la Asamblea General de las Naciones Unidas? En la Asamblea General votaron a favor de la condena a Rusia 143 países, 5 países votaron en contra de la condena (Rusia, Eritrea, Corea del Norte, Nicaragua y Siria) y 35 se abstuvieron, entre ellos, Sudáfrica, India, China, Cuba. En Ginebra, con Rusia presente en el Consejo de Derechos Humanos antes de ser expulsada del mismo, sucedió algo semejante. Lo sorprendente no es que determinados países como Nicaragua o Corea del Norte no aceptasen la resolución condenatoria sobre Rusia; lo intrigante es ese número de 35 países que se abstuvieron y otros cuantos que optaron por no asistir a la asamblea, para eludir tener que votar y quedarse al descubierto. ¿Qué está sucediendo?
La explicación es relativamente simple. El orden internacional en el que vivimos es percibido por muchos países como algo impuesto por potencias neo-colonizadoras occidentales. Hay muchos países, sobre todo de África, que no quieren oír hablar de problemas que consideran meramente occidentales, incluida la invasión de Ucrania. Más aún, aunque en ocasiones algunos mandatarios pidan ayuda a Rusia para sus guerras internas, están cada vez más escarmentados de las consecuencias que esto tiene: la dependencia de Rusia se hace insoportable. Sí esto lo podemos decir de Rusia, mucho más, podemos decirlo de China que, desde hace unos años, se ha lanzado a la compra y conquista de África y América. La estrategia que China vendió a los muchos países como “preocupación” por su desarrollo, a través de la Nueva Ruta de la Seda (“Belt and Road”), se ha transformado en una deuda externa insoportable para esos países. Ha quedado claro, que lo le interesaba a China era asegurar su propio comercio: dar salida a sus productos y estar bien abastecida de petróleo, gas, alimentos y minerales. Ante esta situación ¿en quién pueden confiar estos países?
En consecuencia, la invasión de Ucrania se percibe como un problema europeo u occidental y, lo mejor, es no involucrarse más que lo necesario. Habría que preguntarse además, como estos países se preguntan: ¿tiene suficiente legitimidad Occidente, que ha creado las leyes y organizaciones internacionales, y exige a los demás que las cumplan, pero que no las cumple, especialmente EEUU, cuando a él le conviene? Esta es la razón por la que países emergentes como Brasil, India o Sudáfrica no quieren involucrarse en esas que consideran “guerras ajenas”. Estas son las razones que hay detrás de determinadas votaciones que parecen extrañas pero que son sólo el síntoma de un malestar creciente en nuestro “mundo global”.
Miguel Ángel Velasco cmf
¿Qué es el G-20?
Para los que no tengan mucha idea de qué es G-20, tomo la definición de este grupo de su página web www.g20.org “El Grupo de los Veinte (G20) es el principal foro para la cooperación económica internacional. Desempeña un papel importante en la configuración y el fortalecimiento de la arquitectura y la gobernanza mundiales en todas las principales cuestiones económicas internacionales.
El G20 se elevó al nivel de Jefes de Estado / Gobierno a raíz de la crisis económica y financiera mundial de 2007 y, en 2009, fue designado el «principal foro para la cooperación económica internacional».
La Cumbre del G20 se celebra anualmente, bajo el liderazgo de una Presidencia rotativa. El G20 se centró inicialmente en gran medida en cuestiones macroeconómicas generales, pero desde entonces ha ampliado su agenda para, entre otras cosas, incluir el comercio, el desarrollo sostenible, la salud, la agricultura, la energía, el medio ambiente, el cambio climático y la lucha contra la corrupción.
El Grupo de los Veinte (G20) está integrado por 19 países (Alemania, Arabia Saudí, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, Reino Unido, República de Corea, México, Rusia, Sudáfrica y Turquía) más la Unión Europea. Los miembros del G-20 representan alrededor del 85% del PIB mundial, más del 75% del comercio mundial y alrededor de dos tercios de la población.”
España, forma parte del G-20 como país invitado, junto con Bangladesh, Egipto, Mauricio, Países Bajos, Nigeria, Omán, Singapur y Emiratos Árabes Unidos.
Organizaciones internacionales con representación: Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, Organización Mundial de la Salud, Organización Internacional del Turismo, Organización para la Cooperación y desarrollo económicos, Consejo de Estabilidad Financiera y OCDE) y presidentes de organizaciones regionales Unión Africana, Agencia de Desarrollo de la Unión Africana, Asociación de las Naciones del Sudeste Asiático. India como Presidencia del G20, 2023, invitará a: “Coalición por las Infraestructuras Resilientes a los Desastres”, “Asociación Haciendo Fácil el Despliegue de la Energía Solar”, Banco Asiático de Desarrollo.
(Tomado de la página web del G-20)
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