S. Vincent Anesthasiar, CMF 

Secretaría de JPIC, 

Curia Generalicia, 00197 Roma, Italia

La pandemia global de Corona nos ha enseñado que la colaboración global es necesaria para la supervivencia humana. Para fomentar dicha colaboración para el desarrollo, se formó la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1945, el 24 de octubre (Fiesta de Claret). 

Hasta un pasado reciente, el desarrollo era considerado como un aumento de la esperanza de vida y del Producto Interno Bruto (PIB) por académicos como Hans Rosling. Pero el crecimiento del PIB no necesariamente trae consigo el progreso social. Por ejemplo, China ha hecho progresos económicos, pero la gente sufre violaciones de los derechos humanos y la degradación del medio ambiente.  La Agenda 21 (Agenda para el siglo XXI) adoptada por 178 países en la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro (junio de 1992), añadió la asociación internacional y la protección del ecosistema a la noción de desarrollo. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), adoptados por 192 miembros de las Naciones Unidas, ampliaron aún más el desarrollo como la erradicación de la pobreza extrema y el hambre, la universalización de la educación primaria, la promoción de la igualdad de género, la reducción de la mortalidad infantil, la mejora de la salud materna, la lucha contra enfermedades similares al VIH/SIDA, la garantía de la sostenibilidad del medio ambiente y la promoción de la asociación mundial. Aunque no se pudieron alcanzar todos los ODM como se había previsto para 2015, se habían realizado progresos significativos en algunos de ellos. Los ODM se convirtieron en el trampolín para una mayor evolución del programa de desarrollo, ya que el mundo creía que no tenía sentido detener a mitad de camino el desarrollo alcanzado por los ODM. En 2015, las Naciones Unidas adoptaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (SDG), una nueva agenda para 2030, compuesta por 17 Objetivos y 187 Metas y 232 indicadores con el lema «Nadie se queda atrás». Los SDG se hicieron para el bienestar social. 

Derechos Humanos (DH) como Fundación para el Desarrollo: Los DH son un requisito básico para el Desarrollo. Después de la formación de la ONU, los líderes mundiales decidieron preparar una hoja de ruta para garantizar los derechos de cada individuo en todas partes. La Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) fue formulada y proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948. En la DUDH se encuentran todos los derechos y ha inspirado al menos 16 Tratados Multilaterales de Derechos Humanos. La protección de los DH es un requisito previo para el desarrollo. Por lo tanto, es necesario saber si los DH se reflejan en los SDG a la luz de la DUDH. Hay 30 artículos en la DUDH a los que se puede acceder en el hipervínculo proporcionado anteriormente. 

En la elaboración de los SDG todos los Estados miembros de la ONU participaron y se convirtieron en signatarios. El objetivo general de «no dejar a nadie atrás» es loable. Hay SDGs relacionados con los derechos ambientales (Lucha contra el cambio climático, el cuidado de la vida bajo el agua y la vida en la tierra) que no están cubiertos por la DUDH.

Los SDG se quedan cortos: El análisis comparativo muestra que los SDG están relacionados con sólo 10 artículos de la DUDH y el lenguaje utilizado es el del Desarrollo y no el de los Derechos Humanos. Las palabras como Democracia, anticorrupción, libertades civiles, libre expresión, libertad de prensa, poder judicial independiente y elecciones libres y justas están ausentes en los SDG. Esto puede ser para ganar la colaboración de los gobernantes corrompidos por la dictadura a los SDG. Como los derechos humanos son fundamentales, el desarrollo no puede lograrse cuando hay violaciones de los derechos humanos. Los DH proveen reclamos a los titulares de derechos y exigen obligaciones a los titulares de deberes. Dado que los DH reflejados en el SDGS se presentan como objetivos (aspiraciones), están exentos de reclamaciones y obligaciones. 

Para lograr los SDG se necesitan cambios estructurales, pero los SDG no hablan de ellos. Además, no hay una estrategia para reducir la brecha económica existente.  No hablan de las causas fundamentales de la pobreza y el hambre. Para promover la equidad de género el SDG 5, ni siquiera menciona las orientaciones sexuales y los miembros LGBTQ+. Los países han hecho un acuerdo voluntario para los SDG y por lo tanto no son vinculantes.  No hay agencias independientes para monitorear el desempeño de los países.  Los objetivos son de arriba hacia abajo, al hacerlos la participación de la sociedad civil estuvo casi ausente. Por encima de todo, es sólo una quimera el realizar numerosos objetivos, metas e indicadores. 

El enfoque de los Misioneros Claretianos a los SDG: Aunque el paradigma de desarrollo de los SDG son aspiraciones nobles, conllevan un consenso global. Así que mientras se critican, los Misioneros Claretianos tienen que esforzarse por realizarlos desde la perspectiva de los Derechos Humanos. Para que los SDG estén bien fundamentados, hay que atender cinco aspectos: 

Participación: La evaluación de las necesidades, la formulación del proyecto, la ejecución y la evaluación sumativa tienen que hacerse con la participación de todos los interesados.

Rendición de cuentas: La rendición de cuentas tiene que hacerse ante todos los interesados. 

No discriminación e igualdad: Deben respetarse los principios de no discriminación e igualdad.

Empoderamiento: El proyecto tiene que empoderar a las personas para satisfacer sus necesidades.

Vinculación con el marco de los derechos humanos: El proyecto tiene que estar vinculado a los derechos humanos que se encuentran en la DUDH y otros instrumentos de derechos humanos.  Esto puede ser llamado como un enfoque PANEL. Por lo tanto, nos esforzaremos por realizar los SDG desde la perspectiva de los derechos humanos en nuestras misiones. 

S. Vincent Anesthasiar, CMF 

Secretaría de JPIC, 

Curia Generalicia, 00197 Roma, Italia