Incendios forestales en España (I). ODS15
“Vida de ecosistemas terrestres”
Francisco Javier Plaza Martín
Ingeniero de montes
Pretendo explicar por qué hemos llegado a la situación actual de los grandes incendios forestales, así como abordar y analizar cuáles son las causas que como sociedad han propiciado estas grandes perturbaciones en la naturaleza, Por último, instaurar medidas que permitan reconducir la situación, creando escenarios más favorables para que no se produzcan o se aminoren sus daños.
Los sistemas forestales y los montes españoles pueden suponer un gran aporte a la consecución de los ODS de la agenda 2030 si se gestionan correctamente.
Este objetivo consiste, entre otras cuestiones, en proteger, gestionar de manera sostenible los sistemas forestales, luchar contra la desertificación y evitar la pérdida de biodiversidad. Existen diversos problemas que pueden generar perturbaciones no deseadas para la consecución de este objetivo, como es el caso complejo de los grandes incendios forestales que queman a gran intensidad.
Los grandes incendios forestales son un problema complejo que denota una debilidad en el sistema, debido a causas estructurales por la falta de manejo o abandono de los ecosistemas forestales por parte de la sociedad.
El manejo del fuego ha sido el precursor del desarrollo de la humanidad. Siempre se ha empleado desde nuestros antepasados más remotos para manejar el territorio atendiendo a sus necesidades y ha sido elemento modelador de los ecosistemas terrestres. Todos los ecosistemas tienen una mayor o menor grado de resiliencia y adaptación a la perturbación del fuego.
Cuando hablamos de incendios forestales nos referimos al fuego que se propaga sin control por la vegetación forestal ya sea arbolada, de matorrales o pastizales. Y es aquí cuando surge el problema. En las últimas décadas en España han existido entre 12.000 y 20.000 incidentes al año entre incendios forestales y conatos (aquellos que no alcanzan una hectárea). La casuística y la problemática difiere enormemente de unas regiones a otras. En el año 2022 se estima en España una superficie de 310.000 ha recorridas por el fuego. 60 grandes incendios forestales (aquellos mayores de 500 ha) son los que han quemado la mayoría de la superficie y provocado los daños graves para lo sociedad, por su alta intensidad y virulencia.
Imagen satelital Australia 2019-2020
Las causas de ignición son muy conocidas, diversas y dan un enfoque para atajar determinadas problemáticas y aminorarlas. Generalmente son causas “mundanas” y no atribuibles a pirómanos, motivaciones oscuras o intereses ocultos a lo que se nos vienen acostumbrando determinados políticos o medios de comunicación. También existe un porcentaje nada desdeñable debido a causas naturales. Las igniciones se podrán reducir, pero siempre existirán. Siempre habrá un rayo o un accidente. El problema es cómo abordar la situación de nuestros ecosistemas para que no se produzca un gran incendio forestal o se aminoren sus daños.
Los dispositivos de extinción de incendios forestales actuales en España son de los más potentes y mejor cualificados en el contexto internacional. Todo es mejorable muy especialmente en formación. Su origen como hoy los conocemos surge en la década de los 80 y 90 del siglo XX. Todo ello después de la caída del sistema agrario tradicional. El abandono de la actividad primaria, especialmente en los bosques, pastos, tierras marginales y de montaña, y por lo tanto, tienen su génesis en el abandono de extensos territorios que quedaron despoblados por la migración de sus habitantes y el desamparo del rural por parte del sistema. Anteriormente la extinción de incendios forestales la realizaba mayoritariamente la sociedad asentada en todos los rincones de España. La prevención se realizaba mediante su actividad económica cotidiana en torno al aprovechamiento de productos de los montes, bosques, la ganadería extensiva y la agricultura especialmente en zonas de montaña y terrenos marginales. Todo según los conocimientos y contextos culturales y económicos de las diferentes épocas.
El comportamiento de los incendios forestales se debe básicamente a elementos meteorológicos, topográficos y del combustible. Sobre los dos primeros no se puede actuar. Obviando la diversidad de ecosistemas hablaremos de la vegetación únicamente como combustible. Los grandes incendios forestales queman a tal intensidad y desprenden tal energía que no atiende a especies vegetales. Su comportamiento, desde este único punto de vista, se debe a su contenido de humedad y a como está estructurada la vegetación, que es el combustible del incendio. Muchos de los bosques que conocemos se desarrollaron en otras condiciones climáticas y están fuera de su rango para desarrollarse en condiciones óptimas. Se encuentran estresados.
Incendio forestal de Llutxent 2018 (Valencia). Foto Servicio de Vigilancia Preventiva de la Generalitat Valenciana,
Cuando un incendio forestal queda fuera de la capacidad de extinción de un dispositivo, sus componentes no pueden atajar el avance de un incendio forestal independientemente de las características y número de sus componentes, El abandono de los territorios forestales no generan oportunidades de extinción, ni condiciones de seguridad para los dispositivos. Muchos de los incendios forestales a los pocos minutos de producirse entran fuera de su capacidad y por tanto, corren el riesgo de convertirse en un gran incendio forestal con consecuencias catastróficas.
Los incendios forestales ya no son sólo un problema para los bosques provocando efectos negativos para la sociedad, lo son también para la población e infraestructuras que se desarrollan en su entorno, convirtiéndose en emergencias de primer orden, especialmente en lugares altamente poblados en torno a las masas forestales. Ya no sólo hay que proteger los bosques, también nos tenemos que proteger de ellos creándose verdaderas incidencias de protección civil. La extinción de incendios forestales es la respuesta a un problema, pero no aborda las causas que subyacen y favorecen su desarrollo. Únicamente la extinción de incendios forestales no es el camino para atajar el problema. Ni Siquiera los dispositivos más potentes y cualificados pueden trabajar en determinadas condiciones.
Francisco Javier Plaza Martín
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